Coincidiendo con el lanzamiento al mercado
de un precioso álbum conmemorativo, producido y dirigido por la conocida
melómana y conductora de radio y televisión Mabela Martínez –con la valiosa
colaboración de Susana Roca Rey, Manuel Garrido Lecca y Edu Olivé–, titulado
como el encabezado de este artículo, el Ministerio de Cultura ha tenido la
feliz iniciativa de declarar patrimonio cultural de la nación a la obra musical
de la notable compositora Isabel Granda Larco, llamada popular y sencillamente
Chabuca Granda.
Se trata, en verdad, de dos acontecimientos
en paralelo que destacan y valoran el legado y la trayectoria de una artista
que durante más de medio siglo se ha ido instalando en el alma y el corazón de
los peruanos –y también de los latinoamericanos– gracias a una obra musical que
ha enriquecido grandemente el acervo del cancionero patrio. Su singular
maestría para la creación de logradas piezas musicales en los más variados
ritmos y géneros del Perú y Latinoamérica, más el fructífero aprovechamiento de
influencias foráneas –como el bossa nova y el jazz– han producido más de un
centenar de composiciones, dotadas de una música de gran calidad y unas letras
insufladas de un intenso aliento poético.
Chabuca es como una cronista social del
Perú, que va describiendo en su ingente producción discográfica todos esos
repliegues espirituales y tradicionales de lo criollo, esencialmente, con
algunos atisbos de sonoridades andinas, región en la que nació, accidentalmente,
hace ya casi un siglo. Sus letras reflejan, o mejor retratan, esos cuadros
variopintos del ser peruano, del ser limeño, las cadencias sentimentales y
emocionales de personajes representativos de la idiosincrasia costeña,
principalmente, así como una visión bucólica de ciertos paisajes con fuertes
acentos de crítica social. Nunca aceptó recalar en el facilismo de los tópicos
consabidos del amor romántico, una veta explorada hasta la saciedad y de la
cual sólo puede extraerse apenas un puñado de piezas rescatables.
Deliberadamente ella esquivó esa tentación, consagrándose a una poesía de lo
cotidiano, descriptivo de los seres y de los lugares, que resaltan a través de sus matices de lírica ternura y encanto.
Connotados intérpretes del ámbito
internacional han sido partícipes de este peculiar homenaje. Convocados por aquellos
reconocidos estudiosos y productores, las voces de Ana Belén, Rubén Blades,
Joaquín Sabina, Pedro Guerra, Dulce Pontes, Jorge Drexler, Kevin Johansen,
Pasión Vega, Lidia Barroso, Iván Lins, Juan Carlos Baglietto y Javier Lazo, le
dan brillo, en interpretaciones únicas, a las más emblemáticas canciones de la
creadora peruana, dando como resultado un producto heterodoxo pleno de belleza
y virtuosismo, pues además cuenta con la participación de una gama de
instrumentistas, entre españoles y latinoamericanos, de primer nivel.
Tanto en la ceremonia llevada a cabo en el
Gran Teatro Nacional, donde expositores de gran solvencia académica y artística
esbozaron y explicaron el significado trascendente de la obra de Chabuca, como
en el disco que ya está circulando y escuchándose en selectos espacios de la
radio y los medios virtuales, la figura de la compositora emerge impecable e
inmortal como la artista más representativa de la música peruana de la segunda
mitad del siglo XX, cuya herencia
estética se prolongará en el tiempo como una de las joyas de mayor valor en el
horizonte de la cultura nacional.
Lima,
6 de marzo de 2017.
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