sábado, 19 de marzo de 2011

Temor y temblor

El reciente fenómeno sísmico del Japón nos ha recordado, de forma cruel y dramática que, indefectiblemente, la condición humana está signada por la finitud. La conciencia de su acabamiento hace de la existencia del hombre un precario y maravilloso tránsito sometido a los inexorables vaivenes de la naturaleza y del azar.

El terremoto que ha remecido mortalmente el archipiélago nipón ha dejado una de las secuelas más trágicas de los últimos tiempos, pues además de la cantidad de víctimas que sigue creciendo conforme pasan los días, el peligro de explosión que se cierne sobre varios de los reactores de la central nuclear de Fukushima, tiene en vilo no sólo al país del sol naciente sino a toda la humanidad. En Europa ya se habla de que el siniestro fantasma de la amenaza nuclear recorre el continente.

Son momentos cruciales los que vive la especie humana, sometida a esta prueba de fuego que le plantea la naturaleza, como si el hombre necesitara enfrentarse a estos momentos límites, para darse cuenta que lo que ha hecho hasta entonces no ha sido sino pensar y actuar en su propio beneficio, explotando hasta niveles extremos lo que su capacidad tecnológica y científica le ha permitido, sin reparar racionalmente en la presencia de un medio natural que era violentado por ese afán insensato de explotarlo y saquearlo hasta no más.

Indudablemente que el movimiento telúrico de gran magnitud y el subsiguiente tsunami que se ha ensañado con la tierra de Basho y de Mishima, de Kawabata y de Kenzaburo Oé, era imprevisible; pero lo que sí pudo preverse en todas sus formas y dimensiones era el peligro que entrañaba la construcción de una planta de energía nuclear casi en la misma línea que dibuja el llamado círculo de fuego del Pacífico, ese infernal cruce de caminos que traza la confluencia de las cuatro placas continentales que hace de la zona una de las más vulnerables del planeta.

Todos quienes empujaban optimistas el carro prometedor de la energía nuclear en distintos países del globo, deberán ahora retroceder espantados ante el espectro que han contribuido a despertar. Era absolutamente demencial, después de la horrorosa tragedia de Chernóbil de 1986, seguir esperanzados en este tipo de energía como alternativa a la crisis de los combustibles fósiles que viven los países industrializados. Los expertos sostienen que la energía nuclear no es sostenible, ni económica, ni social ni medioambientalmente; es por ello que no comprenden lo irracional de muchas acciones del ser humano cuando se deja guiar solo por motivaciones materiales.

El polvo radiactivo que se desplaza lenta pero implacablemente, hace temer una verdadera catástrofe, como sin duda ocurrirá si llega a explosionar sólo uno de los reactores de Fukushima. Son altísimos los riesgos que representa la energía nuclear para todos, por lo que seguir alentando su uso no es sino una de las formar del crimen organizado de nuestro tiempo.

El país que ha vivido los horrores de Hiroshima y Nagasaki, así como la radiación de la prueba de la bomba de hidrógeno en el atolón de Bikini, debería ya haber aprendido la lección hace mucho tiempo, como muy bien lo ha recordado el Premio Nobel japonés y conciencia moral y humanista de su país, el escritor Kenzaburo Oé. Pero impostergables compromisos políticos, la visión estrecha del pragmatismo dominante y una rutilante ceguera frente al destino de la humanidad, hace que reputados hombres de ciencia y políticos de toda laya sucumban a un presentismo suicida.

Es posible que al mismo borde del abismo, el hombre no aprenda la dolorosa lección de la naturaleza y siga empeñado en esa absurda carrera hacia su propia autoaniquilación.

Lima, 19 de marzo de 2011.

1 comentario:

  1. Es una lastima lo sucedido en Japón, es un hecho que hace que el hombre deje de pensar que es el dueño de la Tierra cuando nisiquiera puede saber que acontecerá en su vida.

    Creo que estamos llendo por un mal camino al pensar optimistamente sobre la utilización de energia nuclear, solo porque sea una fuente grande, mas grande tambien son sus consecuencias si algo sale mal o sobre pasa su "margen de error". A todo esto, ¿por qué la necesidad de tanta energia? las nuevas generaciones están mal acostumbradas totalmente a vivir en un mundo rodeado por electrodomesticos y vivir pegados a una pantalla, ya sea de televisor o de computadora, es muy cierto que los avances tecnologicos han sido de muchisima ayuda en algunos campos como el de la medicina, pero llegar a extremos que todo sea computarizado? en mi opinion yo quisiera vivir un poco más cerca de la naturaleza el concepto de vida se esta deformando y poco a poco estamos acercandonos a un final devastador. Tengo fé como usted menciona al final de su ensayo que la gente cambiará cuando esté al borde del abismo, por ultimo me gustaria saber sus opiniones y si tengo algun error no dude en corregirme o expresar su punto de vista creo que ud. es una persona muy informada, culta y docta.

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