Se ha publicado el pasado 6 de marzo En agosto nos vemos
(Penguin Random House, 2024), la obra que durmió diez años en los archivos de
una universidad estadounidense. No recuerdo haber esperado antes un libro con
tanta expectación como esta novela póstuma de Gabriel García Márquez. Las
vicisitudes de su publicación, después de haber estado en las manos de su
fabulador, haciéndose y deshaciéndose, en un afán de corrección que ya no pudo
concretarla, ha sido narrada por sus hijos, quienes han decidido publicarla
luego de intensos debates, pues en un momento Gabo les dijo que no funcionaba y
debían destruirla. Rodrigo y Gonzalo, los únicos herederos, han debido sortear
los escollos de las legítimas dudas de conciencia por estar traicionando la
voluntad de su padre. Es por eso que entregarlo finalmente a sus millones de
lectores, que el genial colombiano tuvo la dicha de granjearse en el mundo
entero, debe ser visto como un acto de lealtad a la literatura y al arte, una
concesión a la belleza que el Premio Nobel, estoy seguro, les va a perdonar
desde su inmortalidad.
Bajo el liderazgo del editor Cristóbal Pera, que emprendió
la ardua tarea de cotejar las cinco versiones de la novela que García Márquez
no pudo concluir, los textos inéditos se dan ahora a la luz para beneplácito de
nosotros, sus agradecidos lectores. El lanzamiento de la obra en Barcelona
coincidió con el cumpleaños 97 del querido escritor de Aracataca. El hijo menor
del novelista, Gonzalo, diseñador de la obra, acompañado de la editora Pilar
Reyes, del periodista español Xavi Ayén y del escritor colombiano Héctor Abad
Faciolince, presentaron el libro en la sede de la biblioteca Gabriel García
Márquez de la ciudad catalana.
Algunas semanas antes de que saliera a la venta, ya había
saboreado el primer bocadillo de este manjar, gracias a que la editorial
compartió unos párrafos del primer capítulo por las redes sociales. Fue el
primer y prometedor acercamiento a una historia que atrapa desde la primera
línea.
Hay un hermoso contrapunto entre música y literatura en el
relato. En su primera noche en la isla, Ana Magdalena Bach, el personaje
central, lee Drácula de Bram Stoker y escucha boleros en el bar del
hotel. El pianista ejecuta luego el Claro de luna de Claude Debussy en
un arreglo para bolero. La música se cuela por todos los poros de la novela,
como un mar imbatible. Pululan por sus páginas referencias que van desde Grieg,
Chopin y Rajmáninov, hasta Agustín Lara, el bolero, el danzón cubano, la
contradanza, el Charleston y el tango apache. Además, Doménico Amarís, el
esposo de la protagonista, es director del Conservatorio provincial; el hijo es
un cellista en una orquesta sinfónica y la hija, que aspira a ser monja, anda
de amores con un trompetista de jazz.
Al avanzar en su lectura uno se da cuenta de inmediato que
ahí está el Gabo de siempre, con su prosa embrujada, sus frases a ritmo de
vallenato y su infinito encanto caribe. Naturalmente que no la he leído de una
sentada, o de un tirón, como hacen otros, pues eso siempre me pareció una falta
de respeto para con el autor y con el libro, sino que me he reservado siete
noches para gozar como loco, en el reducto íntimo de mi soledad. Los buenos
libros se leen como se beben los buenos vinos, degustándolos lentamente,
paladeando su sabor, textura y aroma, para acceder mejor a la misteriosa
esencia de su calidad.
Convengo, no es una obra maestra, es una historia muy bien
escrita, en el estilo inconfundible de García Márquez, a pesar de algunas
sombras que lógicamente obedecen a la condición de los últimos años de un autor
que iba perdiendo la memoria. A pesar de ello, el lector se desliza por sus
páginas como por un tobogán de dicha. Su lectura placentera perdura más allá de
haber llegado al punto final. La trama es sencilla, una mujer, Ana Magdalena
Bach, como se llamaba también la segunda esposa del gran músico alemán, acude
el 16 de todos los años a una isla del caribe para depositar flores en la tumba
de su madre. En cada viaje que realiza, una vez cumplido el ritual de siempre,
tiene una aventura con un hombre desconocido. Las reflexiones que ello le
suscita, así como las consecuencias sutiles que los demás van detectando en
ella, en el marco de un despliegue imprevisto de libertad y exploración
personales, es la materia deliciosa de esta novela inusitada.
Lima, 21 de marzo de 2024.
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