En una era preinternet, antes de que el mundo estuviera
conectado de manera instantánea como ahora, José Carlos Mariátegui escribió
sabrosas crónicas internacionales ya estando de regreso en el Perú, después de
una valiosa estadía y aprendizaje de cuatro años por Europa. Haciendo acopio
del servicio cablegráfico de noticias, aquel que utilizaban todos los diarios
del mundo para informar lo que sucedía en el planeta, el Amauta analizó y
diseccionó la realidad del Viejo Mundo y del Oriente con la experiencia y el
amplio dominio que poseía de la escena mundial.
Asombra y admira la sagacidad y agudeza con que se mueve por
entre los sucesos y los personajes que hicieron la historia de esos continentes
hace cien años. José Carlos escudriña la realidad internacional con una
versación y puntillosidad insuperables. Nada escapa a su perspicaz mirada de
cazurro observador de los vaivenes políticos de una época signada por la
insurgencia del fascismo, la consolidación del comunismo en la Unión Soviética,
el problema de las reparaciones de la posguerra, la dictadura de Primo de
Rivera en España y también de los sucesos del lejano Oriente, como el conflicto
ruso-chino y la lucha por la independencia de la India.
El ensayista peruano, muerto de manera prematura a los 36
años, publicaba sus crónicas en las revistas de entonces, como Variedades
y Mundial. Tenía una sección, que titulaba “Lo que el cable no dice”,
pues era consciente de que los servicios cablegráficos de las agencias de
prensa daban un enfoque a las noticias con un sesgo ideológico definido. Todo
ese conjunto de artículos periodísticos se publicó posteriormente en la
colección de obras completas del autor, en tres volúmenes y bajo el título de Figuras
y aspectos de la vida mundial. José Carlos se detiene en cada país para
auscultar su devenir político, su práctica parlamentaria, la dinámica de los
partidos y coaliciones luchando por el poder, lo mismo si es Alemania o
Francia, Suiza o Grecia. Casi ningún país europeo está ausente de sus lúcidos
análisis.
Los artículos van desde el año 1923 cuando, como decía
líneas arriba, el Amauta regresa de su periplo europeo al Perú, habiendo
desposado, como afirmaba en algún texto autobiográfico, una mujer y algunas
ideas, hasta marzo de 1930, semanas previas a su deceso en abril de aquel año.
Fue fecunda la estadía en el Viejo Mundo de este hombre dotado de una
curiosidad infinita, dueño de una mente preclara que le permitía abarcar con
gran clarividencia la menuda marcha de un continente que venía de atravesar por
un conflicto bélico que lo había dejado devastado. También están los asuntos
económicos y sociales, por supuesto, pero supeditados a la constante de los
forcejeos políticos que hacen la vida de todo país moderno.
Premunido de una ideología y una fe, sus apuntes sobre la
confrontación entre capitalismo y socialismo en el panorama mundial no lo
distraen de los particularismos que subyacen en cada movimiento que, bajo la
bandera de una lucha ideológica, pueden esconder intereses contradictorios, que
conspiran a la larga contra la propia dirección de su mandato doctrinario, como
es el caso de los partidos socialistas europeos, arropados muchos de ellos de
prácticas reformistas, concesivas y abiertamente contemplativas frente al
avance de la extrema derecha. Los tiempos siguientes le darían la razón, cuando
el fascismo y su encarnación alemana, el nazismo, tomarían la dirección de una
Europa que desembocaría pocos años después en una de las conflagraciones más
fatídicas del siglo XX.
Con una prosa transparente, periodística en el mejor sentido
del término, pues yo creo también que el periodismo es uno de los modernos
géneros literarios, Mariátegui va desgranando ante nuestros perplejos ojos,
todo un paisaje que el mundo vivía hace exactamente un siglo y que, según
constan en los sucesos de estos días, parece que volviera como en un reflujo
cíclico, como es el caso, por ejemplo, del resurgir de los partidos de
ultraderecha que vienen alcanzando el gobierno en varios países de Europa y
América.
Una relectura que, en estas semanas, ha sido gratificante y
enriquecedora como siempre.
Lima, 24 de noviembre de 2023.