El prodigioso azar puso en mis manos un
maravilloso libro de Guillermo Dañino: 20
cuentos chinos y un dragón amarillo
(Alfaguara, 2004), texto breve que he disfrutado en sucesivos e intensos días
de pleno gozo y sabiduría. Su autor es un reconocido sinólogo peruano que ha
vivido durante muchos años en la China, donde ha realizado diversas actividades
que han nutrido su conocimiento y su experiencia de esa milenaria cultura.
Los relatos que integran la colección
están escritos a manera de parábolas o fábulas, con un fin eminentemente
aleccionador, mas ello no impide que se puedan leer también como sabrosas
historias de gran contenido literario y poético que enriquecen el espíritu. Los
cuentos más logrados, según mi parecer
-y por supuesto los que más han sido de mi gusto-, son “El hombre
superior”, “El tonel mágico” y “Afanti”. Todos ellos resuman esa vieja y
ancestral sabiduría de una de las civilizaciones más singulares de la
humanidad.
Conocí a Guillermo Dañino en ocasión de
que brindaba una conferencia sobre la cultura china en la sede del Instituto
José de la Riva Agüero de la PUCP, en el año 2008 aproximadamente, cita a la
que acudí ansioso por escuchar de viva voz al gran difusor de los poemas, los
proverbios y la inmensa cultura del país amarillo. Como era previsible, fue una
extraordinaria jornada en la que nuestro autor compartió con sus impávidos
oyentes toda su experiencia en esas lejanas tierras.
Contó anécdotas divertidísimas, como
aquella de cuando actuó de embajador norteamericano en una película china, así
como incidentes cotidianos que vivió durante su larga estadía en el oriente.
Pero hacían ya varios años que sabía de la existencia de Guillermo Dañino por
un programa radial en el que disertaba sobre su tema preferido, donde, entre
otras cosas, mencionaba su precioso libro de proverbios chinos de reciente
publicación, titulado La abeja diligente.
Explicaba al auditorio la trascendencia moral
del pensamiento filosófico de Confucio, cuyas enseñanzas y principios poseen
todavía una plena vigencia en la China de estos tiempos. Y justamente es el
gran filósofo y pensador chino el que aparece como personaje de numerosos
cuentos del libro que comento, en una demostración cabal del gran influjo religioso
y ético que ha ejercido el sabio chino en su sociedad a lo largo del tiempo.
El ingenio, la agudeza y la gracia están
presentes en este manojo de cuentos que según el autor le fueron revelados por
un dragón amarillo, situación ya de por sí fantástica que nos desvela la
naturaleza lúdica y mágica de las historias. Sucesos que ocurren en algún
rincón del extenso territorio del Imperio, descubren ocasiones propicias para
la enseñanza y el aprendizaje de la vida.
Como muestra mencionaré el cuento
“Afanti”, una serie de relatos cortos que tienen como protagonista a un viejito
de turbante y larga barba blanca, que montado en su asno recorre la región de
Xing Giang y es muy conocido por los uigures. En uno de esos relatos Afanti se
encuentra con un mendigo que le pide ayuda, pues un rico abusivo le quiere
cobrar simplemente por oler el aroma de los platillos que vende en su
restaurante. Afanti le dice que no se preocupe, que él va a pagar esa deuda. El
día que el mendigo es citado por el juez acude con Afanti, quien se presenta
como su hermano y reitera ante el juez que asumirá la deuda que aquel
supuestamente ha contraído con el rico. Enseguida saca una bolsa con monedas y
se acerca donde el rico, la agita en el oído de éste y le dice que la deuda ha
sido cancelada. Antes de que el rico reclame, Afanti razona que así como él
pretende cobrarle a su hermano por el aroma de la comida de su restaurante, por
qué no puede aceptar que éste le pague con el sonido de las monedas de la
bolsa. “Estamos a mano”, concluye Afanti. Brillante conclusión de un
razonamiento perfecto.
De este jaez son los demás cuentos del
volumen, fascinantes, sorprendentes, luminosos. Es una suerte encontrarse cada
tanto con un dragón amarillo para oír hermosos y sabios relatos sobre la vida
de los hombres, sobre los arduos laberintos que entre ellos se entretejen, y la
manera tan ingeniosa y contundente de encontrarles una solución.
Lima, 10 de
febrero de 2013.
hoña
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