Estamos ad portas de presenciar uno de los
sucesos más bochornosos, antihistóricos y políticamente perjudiciales para la
ciudad de Lima y sus 9 millones de habitantes. La absurda campaña para la
llamada revocatoria, cuyo objetivo central es traerse abajo la gestión edil de
Susana Villarán, tiene visos de alcanzar un triunfo que terminará sepultando
los últimos vestigios de decencia, honestidad y calidad democrática que ha sido
el mejor señuelo de la alcaldesa en estos dos años de administración municipal.
No se trata de defender tampoco a
rajatabla la labor que al frente de la Municipalidad de Lima viene llevando a
cabo la lideresa del Frente Social (FS), sino de contrastar con los intereses
en juego que se mueven bajo la manga y los bolsillos de esa sarta de mafiosos y
corruptos que muy bien se han parapetado tras la campaña a favor de la
revocatoria para luego poder medrar a sus anchas.
Desde luego que ha habido errores que se
han cometido en la actual administración, pero esto igualmente ha sucedido en
periodos anteriores, y a ninguno de los que ahora hacen tanta alharaca se les
había ocurrido plantear una medida como la de ahora. Además, no existen razones
de peso, decisivas, contundentes, clamorosas, para exigir la vacancia del sillón
municipal. Pues ha bastado el simple capricho de un grupo de personajillos
siniestros, y una ley a todas luces imperfecta y contrahecha, para disparar
este engendro de proceso que se apresta a coronar la ignominia más trapacera de
los últimos tiempos.
Leyendo todas las sandeces que han dicho los
promotores del Sí, como la que profirió hace unas semanas la vocera aprista de
la revocatoria, la exministra y excongresista Nidia Vílchez, compruebo,
espantado e indignado, que quienes están a favor de esta innoble causa son, en
su gran mayoría, gente sin escrúpulos, para quienes, como lo indicaba
claramente el polémico Maquiavelo, el fin justifica los medios. La viñeta
publicada en un medio local hace unos días por el talentoso caricaturista
Carlos Tovar no puede ser más elocuente. En ella se puede ver al inefable
pastor Humberto Lay, presidente de la Comisión de ética del Congreso de la
República -nada menos-, presentando a los preclaros rostros del Si, exhibiendo
cada quien su bien ganado prontuario en la comisión de diversos delitos y
faltas, que para el líder religioso en mención deben ser seguramente simples
pecadillos de juventud.
Pero tienen también, en el periodismo,
quien los defienda, empezando por ese peregrino columnista que sin empachos se
declara “hombre de derecha” y que, según reza su publicación de marras,
desayuna diamantes. Dice, el muy zafio, que le repugna la “izquierda
progresista” -lo cual es una obviedad, siendo como es el tal señor un
protohombre de la derecha nacional-, su visión del mundo, y que no le gusta que
le impongan el modelo único de la “ciudadanía” que preconiza aquella. Al final
pregunta, desafiante y muy suelto de huesos: “¿Alguien tiene algún problema con
ello?” Habría que decirle que No, lo único nomás que su posición de rebelde de
derecha, de contestatario de las cavernas, es todavía peor de lo que tanto dice
rechazar; además, claro, de prestarles el guano de sus ideas como abono
ideológico a los benditos revocadores y sus aviesos designios.
Así planteadas las cosas, solo resta
esperar que el voto consciente del ciudadano responsable eche por los trastos
esta pretensión ridícula de una gavilla de individuos con un inmenso rabo de
paja que se han apandillado para crear más problemas a la ciudad de los que ya
tiene. Además del inútil despilfarro que ello significa para el erario
nacional, de las consabidas molestias para todos quienes deseamos un domingo
apacible y reparador en la comodidad de nuestros hogares, esta consulta
popular, forzada y conseguida a través de misteriosas triquiñuelas legales,
solo servirá para instalar en el acervo político nacional la figura sinuosa de
un capricho personal elevado a la categoría de práctica consagrada.
Finalmente, Lima no puede la ser la
víctima de un probable triunfo de los revocadores, retrasando aún más las obras
en camino y las reformas emprendidas por Susana Villarán. Un No rotundo debe
acompañar este domingo 17 a quienes vayan a votar para cerrarles el paso a los
oscuros promotores de la consulta de marras; No al desgobierno que acarrearía
la victoria de los impresentables, No al caos que traería consigo la vacancia
de la alcaldía, No a la corrupción que representan los prontuariados del sí, No
a la mafia que desesperadamente ansía volver al poder municipal para ocultar sus
fechorías pasadas y para continuar lucrando con sus turbios negocios privados.
Lima, 9 de marzo
de 2013.
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