El libro Aeropuerto Francisco Carlé de Jauja. Aportes y documentos para su
historia (Soluciones Gráficas SAC, 2013), del joven historiador jaujino
Carlos H. Hurtado Ames, relata la gesta colectiva de una comunidad en pos de un
objetivo común: la construcción de un campo de aterrizaje para la provincia y
la región del centro del país. Un caro anhelo de la ciudadanía jaujina había
sido durante mucho tiempo contar con una vía de conexión moderna con la capital
y con otros destinos nacionales, sueño que se pudo cristalizar merced al
denuedo y al tesón que mostraron todos sus miembros, que a semejanza de la
legendaria historia de Fuenteovejuna, se unieron para un noble fin y lo sacaron
adelante a pesar de todos los obstáculos que tuvieron que sortear en el camino.
El autor se ha sumergido en diversas
fuentes históricas para este notable trabajo de investigación. El primero de
ellos es el diario El Porvenir de
Jauja, que día a día informaba del proceso de nacimiento y consolidación del
aeropuerto, como se señala en la introducción; asimismo en los documentos de la
época, muchos de ellos inéditos, que iban hilvanando la trama de esta magnífica
jornada comunitaria. Igualmente, en discursos, cartas, ensayos y otros valiosos
textos que ha logrado pesquisar en diversos archivos de la ciudad de Jauja.
Inaugurado el 27 de septiembre de 1949;
donado luego al Estado peruano en 1955, en un insólito gesto de desprendimiento
popular, el aeropuerto jaujino es el personaje central de este recuento
histórico que va hasta las heroicas jornadas del 29 y 30 de agosto de 2012,
cuando el pueblo se levantó como un solo hombre para hacer valer sus derechos
ante un gobierno indiferente a su destino y ante una autoridad regional que con
prepotencia y malas artes quiso imponer su capricho sólo por satisfacer su retorcido
ego. Relato que cubre un arco de más de medio siglo, que ejemplariza el
pundonor y la entrega sin orillas de una población en defensa de sus sueños de
progreso y desarrollo para todos.
Los orígenes de esta gesta están
asociados, según las investigaciones de Hurtado Ames, a dos militares del
ejército peruano que, en agradecimiento por la cura, obtenida en la ciudad de
Jauja, de la enfermedad de la tuberculosis, habrían sugerido al Padre Francisco
Carlé, párroco de la provincia, la construcción de un aeropuerto. Otros
personajes, no menos importantes, estuvieron también ligados a los inicios del
campo de aterrizaje, entre ellos los más importantes fueron el Dr. Elías García
Frías, director del Sanatorio Olavegoya y el Dr. Virgilio Reyes, Alcalde del Municipio.
Pero quien indudablemente fue el auténtico
protagonista de esta maravillosa gesta fue el pueblo de Jauja, merced al
concurso desinteresado de sus distritos, sus comunidades y sus barrios, así
como de las asociaciones de jaujinos residentes en la provincia y en la
capital; los hombres y las mujeres que prestaron sus brazos y su esfuerzo para
levantar en tiempo récord esta magnífica obra que serviría al desarrollo y el
progreso de la región y del país. Por eso es que, cuando los hechos que amenazan
su significancia se precipitan con motivo de los descabellados proyectos del
presidente regional de construir un nuevo aeropuerto en Huancayo u Orcotuna, la
población en pleno se yergue imbatible para
defender no sólo un campo de aterrizaje, sino un símbolo de su identidad
colectiva.
Las trágicas secuelas de las
multitudinarias manifestaciones, que se sellarían con la muerte de un poblador,
al parecer arrojado al río Mantaro por la policía enviada para reprimirlas,
hicieron retroceder al gobierno central en su afán de convocar a concurso la
construcción de un aeropuerto internacional en la región, aun habiendo un
documento legal que facultaba la terminación y consolidación del ya existente
aeropuerto en la pampa de Maquinhuayo. Un verdadero absurdo político
administrativo que, sin embargo, muchos de los medios de comunicación y algunos
periodistas de diarios limeños no
entendieron, como puede colegirse del análisis de dos columnas de opinión
publicadas el 2 de septiembre de 2012 en el diario La República de Lima, pertenecientes a Augusto Álvarez Rodrich y
Rosa María Palacios, citados en el libro materia de este artículo.
En ambos, que puede servir de ejemplo de
lo que una visión centralista y desinformada ha significado en nuestra historia
nacional, se puede apreciar el total desconocimiento que muestran los
periodistas de lo que realmente estaba sucediendo en el Valle del Mantaro.
Álvarez cree ver un retroceso en aquello que simplemente es una vuelta a la
cordura, pues era evidente que no podía llevarse ningún estudio para un aeropuerto
en Junín cuando ya estaba el de Jauja; mientras que Palacios llega a deslizar
la hipótesis de que quien habría estado detrás de los sucesos sería nada menos
que César Cataño, un oscuro empresario de la aviación comercial relacionado al narcotráfico;
algo totalmente falso, desmentido por los hechos, por la población jaujina y
por el propio personaje.
En la segunda parte reúne un conjunto
disímil de crónicas, ensayos y poemas alrededor del tema del aeropuerto
jaujino, donde destacan el discurso del profesor y escritor Pedro S. Monge
sobre la inauguración de dicho campo de aterrizaje y una semblanza de Jauja
Tambo del poeta y pintor Ernesto Bonilla del Valle. Y en la tercera parte se
agrupan una serie de documentos, como las transcripciones de las notas que el
diario El Porvenir publicaba a
propósito de la inauguración del mencionado terminal aéreo y otros sucesos
relacionados a ello; asimismo las cartas
que se han podido hallar del archivo del Padre Francisco Carlé, dirigidas a
diversas autoridades, donde muestra su preocupación e interés por el destino de
la obra que él coadyuvó a forjar.
En su reciente Mensaje a la Nación por el
28 de julio, el presidente Humala anunció la adjudicación de un grupo de
aeropuertos del país, entre los que figura el de la ciudad de Jauja, obra que
debe concretizarse de una vez por todas en vísperas de cumplirse los 65 años de
su inauguración, y en aras de una interconexión ágil y moderna que saque a
nuestros pueblos de la postración y el olvido en que se encuentran. El libro de
Hurtado Ames también apunta a lo mismo, motivo por el que debe conocerse la
historia que narra a través de la lectura de esta publicación imprescindible
para todo ciudadano de la provincia.
Lima, 16 de agosto de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario