La impredecible confabulación del azar me llevó a conocer a
una persona que yo no imaginaba poder acceder, a pesar de mis intereses ligados
a aspectos de la historia, tanto del Perú como del mundo. Sucede que hace como
cuarenta años tuve la oportunidad de leer una novela que recrea un acontecimiento
muy poco conocido a nivel nacional y que surgió en la ciudad donde nací: Jauja.
La obra pertenece al afamado escritor peruano Mario Vargas Llosa y lleva por
título Historia de Mayta (1984), donde narra la insurgencia de un
movimiento guerrillero en la década del sesenta del siglo pasado, el primero
que aparece en el país, en una época signada por la efervescencia creada por la
reciente y triunfante revolución cubana. Unos años antes, estando aún en el
colegio, el profesor nos sugirió leer Huajaco, un relato novelado de los
mismos hechos, escrito por el autor jaujino César Núñez Arroyo.
Bueno pues, dicha persona es nada menos que el hermano del
líder de aquella jornada revolucionaria, quien también fue partícipe de las
acciones que se sucedieron y testigo por ello de primera mano de un acontecimiento
clave para entender el proceso político de la segunda mitad del siglo XX en el
Perú y en América Latina. Llegué a él por intermedio de mi cuñado Jorge,
presidente de la Promoción 82 del Colegio San José de Jauja, que un día me
comentó que había localizado a tan interesante personaje y me invitó para
visitarlo y poder charlar sobre aquellos y otros sucesos. Su nombre es Miguel
Vallejo Vidal, hermano del jefe de la cárcel de Jauja al momento de los hechos,
el subteniente Francisco Vallejo Vidal.
La charla fue muy amena, enfocada principalmente en los
hechos de hace sesenta años. El amigo Miguel nos comentó que tenía preparado un
libro sobre el tema, que nos pasó a obsequiar, con la dedicatoria
correspondiente. Su título, «La verdadera historia de Mayta»,
parafrasea la conocida novela del Nobel, y permanece inédita. No es una novela,
sino un testimonio de parte, el relato de alguien que ha sido también
protagonista de aquella revuelta estudiantil que sobresaltó la apacible ciudad
andina ese 29 de mayo de 1962. Según el relato, fueron 16 los integrantes del
grupo conformado para la ocasión, de los cuales 5 eran alumnos del Colegio San
José de Jauja, más el sindicalista Jacinto Rentería, el comunero Vicente Mayta
y otros jóvenes convocados por Vallejo en sus viajes entre Lima y Jauja.
Lo sorprendente fue enterarnos de la edad de Miguel al
momento del levantamiento, pues sólo frisaba los 16 años cuando decidió
secundar la aventura guerrillera de su hermano, quien con sus 21 años ya
demostraba una clara decisión en sus acciones. El hermano Miguel era estudiante
del quinto año de secundaria del colegio Andrés Rázuri de Chorrillos, y se
embarcó desde la capital sin el conocimiento de sus padres, pues era alumno
interno del centro escolar y estaba convencido de la prédica revolucionaria de
Francisco.
La narración es envolvente y se lee de un tirón. Cada
detalle está descrito con mucha precisión, propio de alguien que sabe lo que
dice, pues todo lo que cuenta lo ha visto con sus propios ojos, lo ha vivido en
carne propia. Eso lo hace un testimonio de un valor inestimable. Después de
algunos prolegómenos de índole familiar, comienza el relato del acontecimiento
desde la fase de su preparación hasta el luctuoso final, pasando por las
acciones centrales y los episodios puntuales que desencadenaron la toma de la
comisaría y el puesto de línea, el asalto a los bancos Regional e
Internacional, el corte de las líneas de telefonía y telégrafos y la fuga hacia
las alturas de Quero. Enseguida vendría la persecución de un contingente
importante de efectivos policiales llegados de Huancayo, el cerco en las
estribaciones andinas, la muerte de Francisco, alcanzado en la cabeza por los
tiros de los uniformados, y la de Mayta, desangrado por una herida que le
ocasionó una bala en la pierna.
Fue, como lo reconoce Miguel, una aventura juvenil, una
locura adolescente que fue acicateada por el entusiasmo virginal e inocente de
un subteniente de policía poseído por fuertes ideales de igualdad y de justicia
social. Confiado en que los campesinos y comuneros de los pueblos de las zonas
rurales de Jauja se sumarían a su proyecto revolucionario, se embarcó en una
empresa totalmente demencial que acabó como tenía que acabar, algo que no tenía
pies ni cabeza. Dejando de lado los sentimientos y aspiraciones de este
oficial, cuya generosidad y voluntad de cambio eran indiscutibles, el
movimiento estaba condenado al fracaso por su falta de preparación ideológica y
logística, por sus carencias notables en cuanto a conexión con las bases de
apoyo y a una red de estrategias y métodos para desencadenar un proceso de
transformación de las condiciones de poder establecidas.
Con este serían tres los libros -como ya queda
mencionado- que se dedican a narrar, desde diversas perspectivas y con
distintas intenciones, el levantamiento guerrillero de Jauja. El primero fue Huajaco,
de César Núñez Arroyo, aparecido en 1978; el segundo, Historia de Mayta,
de Mario Vargas Llosa, de 1984; y, ahora, el tercero, La verdadera historia
de Mayta, de Miguel Ángel Vallejo, escrita hace algunos años y todavía sin
publicar. El lector puede tener una idea cabal de los acontecimientos leyendo
cada uno de ellos, pues aparte de que son, respectivamente, un relato novelado,
una novela y un testimonio, y marcan sus diferencias en cuanto a ciertos
detalles muy puntuales, sirven todos para comprender un fenómeno político
social de notable envergadura dentro del panorama de los movimientos
revolucionarios del Perú y de América Latina.
Lima, 16 de enero de 2023.
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