viernes, 20 de octubre de 2023

Ojo por ojo

 

La violenta incursión del sábado 7 de octubre en Israel, perpetrada por el grupo radical islámico Hamás, ha sorprendido al propio sistema de inteligencia israelí, uno de los más sofisticados del mundo. La magnitud del ataque ha sido de tal envergadura, que un ministro del Estado judío lo ha comparado con lo que significó el 11 de septiembre para los Estados Unidos. Burlando unas fronteras con gran control militar, los milicianos palestinos han entrado por aire, mar y tierra a territorio hebreo. Se cree que sólo una preparación de mucho tiempo puede haber producido algo así, y lo curioso es que el servicio de inteligencia de Tel Aviv no lo haya detectado a tiempo, pues el control que ejerce el gobierno de Benjamín Netanyahu sobre la franja de Gaza es total. Lo tiene bloqueado de un modo absoluto, convirtiendo al pequeño territorio de 40 kilómetros por 15 en la prisión abierta más extensa del mundo.

Miles de cohetes y misiles han sido lanzados hacia territorio israelí desde Gaza, donde domina desde 2007 el grupo que ejecuta métodos terroristas. Pero la respuesta del país no se ha hecho esperar. Israel aplica a Palestina los métodos que los nazis utilizaron contra ellos. Una nueva shoá está en camino, o una nakba como dirían los palestinos, un exterminio masivo de la población gazatí a manos de estos verdugos que, validos de su condición de víctimas en el pasado, actúan ahora impunemente ante la vista y paciencia de Occidente, ante la pasividad de las llamadas democracias más avanzadas del mundo.

El señor Antony Blinken, secretario de Estado de Washington, ha tenido el impudor de declarar que su país siempre apoyará a Israel. No necesitaba decirlo, pues es bien sabido que la nación más poderosa del planeta ha estado siempre del lado del régimen sionista. Mientras tanto, el ejército se prepara para una invasión al norte de Gaza. Los palestinos huyen como pueden tratando de evitar una inevitable masacre. El único corredor habilitado para la salida, sin embargo, es bombardeado por las tropas israelíes, matando decenas de personas, entre niños, mujeres y ancianos. Si la acción de Hamás el sábado 7 es execrable por donde se le mire, cómo se puede calificar esta respuesta inicua y criminal de las fuerzas armadas judías, sobre todo si pensamos en las vidas de tantos inocentes que están atrapados en un callejón sin salida. El bombardeo de un hospital en Gaza, donde han muerto cerca de 500 personas, por ejemplo, es de una bestialidad sin nombre, un acto que nos devuelve de un solo plumazo a las cavernas.

Si el mundo sigue en este plan de ojo por ojo, la humanidad se quedará ciega, como dijo alguna vez el líder Mahatma Gandhi, figura capital de los derechos civiles del siglo XX, muerto también a manos de un fanático religioso. Ejercer el supuesto derecho a la venganza nos retrotrae a los tiempos en que las ciencias jurídicas estaban aún en pañales. Han pasado sus buenos siglos y, al parecer, hay naciones o individuos que las representan que siguen creyendo que esa es la mejor forma de hacer justicia. No podemos equiparar el accionar de una facción terrorista que tiene como objetivo aniquilar al adversario, con la de un Estado democrático moderno que, por lo menos en teoría, debe guiar sus políticas por valores que respeten los derechos humanos. Quienes arguyen que la contraofensiva israelí se justifica en su derecho a la defensa, no pueden pasar por alto los estándares del derecho internacional que están en juego.

La solución es aparentemente bien sencilla, ideada desde el inicio del litigio, a la caída del Imperio Otomano en 1917 y cuando, como consecuencia del reparto de las potencias vencedoras de la primera guerra mundial, todo el territorio de la Palestina pasó al poder del Imperio Británico, bajo la condición de un mandato. Y no es otra que la creación de dos estados, uno judío en Israel y otro árabe en Palestina. Sin embargo, tras 75 años de la creación del estado hebreo, no ha sucedido lo mismo con uno palestino. La complejidad del problema tiene que ver con los intereses de las grandes potencias en Medio Oriente, tal vez la región más convulsa del planeta.

El más monstruoso engendro creado por Israel, aquel que le sirvió para arrinconar al ala más moderada de la comunidad palestina, la recordada Organización para la Liberación de Palestina (OLP) cuyo líder histórico fue Yasser Arafat, y cuyo partido Al Fatah gobierna la zona de Cisjordania, es nada menos que este Hamás, la banda terrorista que ahora se alza contra su benefactor del pasado, como suelen hacerlo las entidades cuya existencia sólo se explica por razones utilizarías y pragmáticas.

El camino para encontrar una salida a este antiguo problema es peliagudo y espinoso, a pesar de su sencillez, como señalé antes. Lo terrible es que mientras tanto seguirán muriendo inocentes de uno y otro lado, se seguirá derramando sangre de manera inútil y descabellada, poblaciones enteras continuarán viviendo presas del miedo y la angustia, sobreviviendo en la peor de las incertidumbres, no sabiendo en qué momento un arma letal acabará con sus vidas ni cuándo serán empujados otra vez a la estampida. La sociedad occidental, que blasona de su condición de civilizada y cristiana, no puede permitirse esta barbarie en pleno siglo XXI. La situación humanitaria en Gaza es una afrenta inaceptable para los pocos rasgos de humanidad que aún nos quedan en este mundo.

 

Lima, 16 de octubre de 2023.



lunes, 16 de octubre de 2023

El camarada Eudocio

 

Yo era un muchacho de catorce años cuando los diarios publicaron la noticia de la muerte de Eudocio Ravines, una figura fascinante de la historia política del Perú. En uno de esos diarios, que ya leía con cierta frecuencia, fueron apareciendo fragmentos, a modo de capítulos por entregas, de la biografía del personaje. Como tenía la costumbre de leer todo el periódico, pues de esa manera me fui enterando de la vida y aventuras de quien ahora es el principal protagonista de la novela El camarada Jorge y el Dragón (Alfaguara, 2023), del escritor peruano Rafael Dumett. Era 1979 y tal vez en ese momento no reparé lo suficiente en la peripecia de este periodista y político de sinuosa y controvertida trayectoria.

La novela empieza con un Eudocio Ravines deambulando por el centro de Ciudad de México, pensando en volver a casa y llevar al circo a su mujer y a su hijo. Ha salido del periódico donde trabaja y siente que unas miradas lo siguen. Trata de escabullirse, para confundir a su hipotético perseguidor, internándose por las callejuelas que desembocan en la Av. Reforma, a la vez que busca un teléfono público para hacer una llamada y anunciar su llegada a su familia.

En el segundo capítulo la narración se desplaza a la infancia del protagonista en Cajamarca, donde vive con sus padres y sus hermanos. Un día su padre, Víctor, debe partir en busca de mejores oportunidades laborales, mientras su madre se ocupa de las labores caseras y se queda a cargo de los niños. Su abuelo José Manuel los visita con regularidad, y cuando éste muere, un pariente le consigue a su madre un puesto de preceptora en el pueblo de Matara, a algunos kilómetros de Cajamarca. Allí, mientras lidia con los abusos del hacendado, llega un día a la escuela la tía Adela, hermana de Víctor, para comunicarles que su hermano ha fallecido en una reyerta de caucheros en la frontera con Brasil.

Es el momento en que la vida de Shito, como lo llaman todos en casa, adquiere un rumbo que lo va a llevar por diversos escenarios que van preparando el increíble destino que tuvo. Pronto lo encontramos viviendo en la casa familiar de los Ravines en Cajamarca, con el tío Belisario a la cabeza. Por su intermedio ha conseguido un trabajo en la Casa Sattui, el centro comercial más importante de la ciudad. Shito ocupa la pieza de la biblioteca, donde pasará largas horas hurgando y leyendo la copiosa colección que aguarda en los anaqueles. Un libro que lo sorprenderá, y que será su texto de cabecera, es la Vida de Jesús, del escritor e historiador francés Ernest Renán.

También vive en aquella mansión la tía Laura y sus hijas, así como tía Adela, con quien vivirá y descubrirá aspectos perturbadores de la vida adulta, siendo todavía un joven que no ha pasado de los veinte años de edad, a pesar de los breves escarceos amorosos con Cuchita, una joven que conoce en la tienda y que un buen día le anuncia que no quiere verlo más porque su padre le ha dicho que no puede salir jamás con el sobrino del asesino de Llaucán. Conoce igualmente a Segundo, el hijo indio del tío Belisario, a quien imparte lecciones por encargo de este tío que goza en la localidad del prestigio y la gloria al haber sido uno de los héroes de las batallas de San Pablo y de Chorrillos durante la Guerra del pacífico. Exhibe ufano las medallas con que fue condecorado por el gobierno de Piérola.

La narración se centra luego en la figura de este soldado que ahora es una personalidad relevante en la vida política del departamento, como que ocupa el cargo de Prefecto. Siendo la primera autoridad de la región será partícipe de un hecho luctuoso que su sobrino tratará de soslayar cuando haga más adelante el recuento de su vida en su libro autobiográfico La gran estafa. Se trata de la denominada matanza de Llaucán, donde un grupo de campesinos arrendatarios del poderoso hacendado Don Eleodoro Benel, son reprimidos violentamente por las fuerzas del orden cuando expresan su protesta por el abusivo proceder del potentado, quien pretende subirles el alquiler de las tierras que él controla. Hay decenas de muertos que la prensa y los amigos del hacendado tratan de ocultar.

Cuando Belisario Ravines empieza a sentir los estragos de la enfermedad que lo carcome, la casa experimenta un remezón que pone de cabeza el orden establecido. El cancro va minando vertiginosamente la salud del oficial que combatió en las históricas jornadas épicas de la guerra contra el invasor. Shito contempla con pasmo el deterioro del hombre que se había erigido en su protector. Sabe que, en simultáneo con la desaparición física de su mentor, se vienen grandes cambios en su vida personal.  

La obra es la primera parte de un proyecto que formará una saga de la vida de quien fue en su juventud militante de los primeros movimientos revolucionarios del Perú, integrando alguna célula aprista cuando Haya de la Torre proclamaba su singular ideología. Luego pasaría a integrar el Partido Socialista de José Carlos Mariátegui, para, a la muerte del Amauta, convertirse en la figura número uno de la izquierda peruana y rebautizar su partido como Partido Comunista del Perú, organización que formó parte de la Tercera Internacional, bajo la égida de Moscú. Luego vendría el desencanto con el comunismo, a raíz de una visita a la Unión Soviética de Stalin, y su giro radical hacia la extrema derecha como anticomunista furibundo. Sus simpatías con los regímenes militares fascistoides de América Latina y su relación muy estrecha con la CIA, terminan por redondear esta imagen poliédrica y contradictoria del personaje central del proyecto novelístico de Dumett.

 

Lima, 19 de agosto de 2023.



Devorados por la selva

A casi cien años de su publicación, he tenido la oportunidad de leer una de las novelas que los críticos han considerado entre las cinco que fundaron la denominada narrativa de la tierra. Se trata de La vorágine, de José Eustasio Rivera, poeta, escritor y diplomático nacido en 1928 en Neiva, en el departamento de Huila, Colombia. Desde muy joven dio a sentir su inclinación por la poesía, siendo reconocido pronto como uno de los autores más prometedores en dicha carrera literaria. Estudió educación y posteriormente derecho y ciencias políticas. Como abogado, integró la delegación colombiana designada por el gobierno para el trazado de la frontera con Venezuela. Allí es donde tiene la ocasión de internarse por primera vez en las selvas del Orinoco y del Amazonas, sufriendo también los embates de una región inhóspita y salvaje.

También integró la representación de su país para la celebración de los centenarios de la independencia de México y el Perú, en 1921. Ese mismo año publicó su primer libro, Tierra de promisión, un volumen de 55 sonetos de estirpe modernista, a contrapelo de lo que en ese momento se imponía en el continente con la irrupción de los movimientos de vanguardia. Luego de visitar algunos países de Latinoamérica, se dirigió a los Estados Unidos, donde lo sorprendió la muerte en Nueva York mientras gestionaba la traducción de su novela al inglés. Los informes médicos diagnosticaron derrame cerebral ocasionado por la fiebre palúdica, enfermedad que habría contraído en sus incursiones por la jungla amazónica. Pero recientes estudios de su caso hablan de la posibilidad de una cisticercosis, una infección de los tejidos causada por parásitos.

La novela narra la aventura de Arturo Cova, un poeta bogotano que se enreda sentimentalmente con Alicia, una muchacha cuya familia la había prometido a un hombre mayor. Ante el escándalo que suscitaría en la familia y en la ciudad, ambos deciden huir, iniciándose la peripecia que primero los llevaría a la región de los llanos, para después penetrar en los bosques densos de la manigua, donde serían testigos de la explotación del caucho, que por esos años hacían de las suyas empresarios inescrupulosos como el peruano Arana. El relato combina de esta manera la denuncia social y la descripción lírica del paisaje; la vil explotación a que son sometidos hombres y mujeres para extraer la goma de los árboles, así como la cruda presentación de una realidad geográfica con el lenguaje refinado de un poeta citadino.

Al poco tiempo de errar juntos, un incidente separa a la pareja. Otros personajes se van sumando a la trama, haciendo de esta travesía una especie de inmersión en los infiernos para el protagonista, quien va conociendo a tipos diversos como el coronel Funes, el Cayeno, Barrera, Ramiro Estévanez y Clemente Silva, por un lado; y por el otro, a mujeres como la nativa Griselda, la turca Zoraida Ayram y la cautiva Clarita. Cada quien tiene asignado un papel en este tejido enmarañado de ambiciones y traiciones, de venganzas y crímenes. Por ejemplo, cuando Cova se entera de que Alicia ha caído en manos de Barrera, todo su derrotero apuntará a encontrarla y tomar venganza de su captor. Simultáneamente conoce a Clemente Silva, viejo conocedor de la intrincada región, quien vive con el objetivo de encontrar a su hijo Lucianito, perdidas casi las esperanzas de hallar a su hija, también extraviada desde que se fugó con un fulano.

El sorprendente relato de la leyenda de la Mapiripana, realizada por un personaje de la novela, simboliza todo el embrujo y el destino de quienes caen en las redes misteriosas de la floresta. Esta deidad fluvial subyuga y pierde a los hombres, los imanta con su poder irresistible, como a ese misionero abusador de niñas indígenas que, seducido por la belleza de la mujer, cae cautivo en sus brazos. Luego ella alumbra un ser monstruoso, vampiro y lechuza, que martiriza hasta la muerte al desgraciado. En ese mismo sentido se sitúa Zoraida Ayram, la turca que encarna en su salvaje sensualidad a la selva agreste y devoradora. Es el último escalón adonde desciende Arturo Cova, en esta odisea ctónica en la que es atrapado por la manigua.

Cuando al final se produce el reencuentro de la pareja inicial, Alicia está encinta y próxima a dar a luz, mientras en feroz contienda se produce la muerte atroz de Barrera, devorado por los caribes, peces carnívoros de los ríos amazónicos. Se separan definitivamente de don Clemente, a quien el protagonista deja sus manuscritos donde está contando su peripecia. Su decisión es dramática, pues significa adentrarse en lo más profundo del bosque. Y cuando el texto llega a las manos del cónsul, el único comentario telegráfico es que nuestros personajes se perdieron para siempre, devorados por la selva.

La vorágine es una narración que se lee como sugiere el título, lenta y pausadamente al comienzo, para hacerse al final vertiginosa, precipitándose el lector en un vórtice de hechos y acontecimientos que lo conducen al desenlace en un trágico final. Al filo de su centenario, la novela se yergue como un hito referencial de la novelística desmitificadora de la naturaleza, lejos de la visión idílica y bucólica del romanticismo e incluso del modernismo en boga.

Lima, 6 de agosto de 2023.