Edward
Snowden era un ex técnico de la CIA que trabajaba hasta hace poco en la Agencia
de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos, puesto al que renunció por
razones estrictamente morales: su conciencia se rebelaba ante el hecho de que
los servicios secretos de su país utilizaran la moderna tecnología de la
información para inmiscuirse en las vidas privadas de miles de ciudadanos, con
el fin de obtener datos para luchar, supuestamente, contra el terrorismo
internacional y todo aquello que amenazara la seguridad de la
superpotencia.
El joven experto en informática acaba de
cumplir 30 años de edad, en medio de una persecución que ha emprendido contra
él el gobierno de su país, acusándolo de traición y espionaje por haber
filtrado a la prensa los documentos secretos de dos programas de intervención
en las comunicaciones de personas sospechosas, según el gobierno norteamericano,
de prácticas conspirativas, o de ser potenciales amenazas para la seguridad
nacional.
Los
diarios The Guardian y The Washington Post fueron los que
recibieron las sorprendentes revelaciones de Snowden sobre el masivo espionaje
practicado por los Estados Unidos y el Reino Unido, quienes habrían solicitado
a las compañías de internet Facebook, Google, Microsoft, Yahoo y otros, que les
facilitaran información privada de alrededor de 50 mil personas, en una clara
violación al derecho a la privacidad que protegen todas las legislaciones del
mundo.
La interceptación se habría realizado también
en la Unión Europea, y contra funcionarios de los diversos gobiernos europeos,
según la reciente revelación del diario Der
Spiegel, lo que ha ocasionado una conmoción en los círculos políticos
alemanes, especialmente, pues en volumen las intervenciones son las más
importantes. Asimismo, las misiones extranjeras en las Naciones Unidas, la
misma sede de la UE en Bruselas y otros países del resto del mundo, han estado
sometidos al control y la vigilancia de los ubicuos servicios de inteligencia
yanquis.
Se encontraba Edward Snowden, por último,
en Hawái, laborando para la Empresa Booz
Allen Hamilton, cuando ha decidido hacer públicas las intromisiones telefónicas
y virtuales de la administración estadounidense, lo que ha significado tener que
abandonar su centro de trabajo y la isla, para dirigirse a Hong Kong, primero,
y luego a Moscú, donde se encuentra actualmente, habiendo burlado a la prensa
al anunciar que se dirigiría a Cuba, para emprender viaje a su vez a Venezuela
y Ecuador.
Pues
precisamente el gobierno de Rafael Correa estaría dispuesto a otorgarle el
asilo diplomático, en la misma senda de la protección que brinda a Julian
Assange, refugiado desde hace un año en la sede de la embajada del Ecuador en
Londres. Razón por la que el gobierno de Washington ha reaccionado con cierta
intemperancia, a través de un senador demócrata, amenazando con suspender los
beneficios arancelarios que gozaba el país sudamericano en un tratado de
comercio de pronto vencimiento.
“El gobierno de Ecuador no va a aceptar
amenazas de nadie. Nosotros no nos supeditamos a los intereses económicos”, le
ha respondido, con gran coraje y dignidad, el Ministro de Comunicaciones,
Fernando Alvarado, al susodicho representante y sus insolentes presiones y chantajes.
Es la forma como tendrían que enfrentar todos nuestros países cuando la gran
potencia imperial pretende avasallarnos con sus ucases y mandatos
incontrovertibles.
No es poca cosa desafiar al país que
encarna el mayor poder sobre la Tierra, sabiendo que tu cabeza pende de un
hilo, que todos tus movimientos está siendo seguidos y controlados por esa
maquinaria pesadillesca emergida de la imaginación más febril de una ficción
orwelliana. La inmensa osadía que entraña decidir plantarle cara a las actividades
ilícitas del imperio, por más que el presidente Obama declare que son “legales”
y “transparentes”, sólo merece un calificativo que se parece al que en el
pasado otorgábamos a los héroes. Y aunque él haya señalado que no debe ser
visto como héroe ni como villano, la verdad es que su actitud es poco común en
un mundo dominado por la doblez, la cobardía y la componenda.
La otra salida anunciada por su padre en
la televisión norteamericana: su retorno negociado para ser juzgado con todas
las garantías del debido proceso, se alza como la última pero riesgosa carta
para un personaje que ya ha ingresado a la historia, esa historia que algunos
buscan teñir de infamia al tomarse la deshonrosa prerrogativa de invadir el
fuero íntimo del individuo para rastrear aviesamente sus menudas actividades
cotidianas.
Lima, 29 de
junio de 2013.
El Gran País del Norte. ¡JA!
ResponderEliminarBien por Correa, aunque no sea santo de mi devoción.
Saludos.