domingo, 31 de julio de 2016

La sombra de Lear

     Un rey convoca a sus hijas y demás parientes para anunciarles la división del reino. Las hermanas mayores, casadas, le ofrecen sus respetos y las muestras de amor al padre, mientras la hija menor, aparte de ello, expresa muy sutilmente su deseo de mantenerse soltera, en momentos en que el padre arregla todo lo concerniente a su boda con uno de los dos principescos pretendientes. El rey acepta de buenas maneras la convencional actitud de las primeras, pero se siente afrentado por la sinceridad y franqueza de la última, tomando medidas drásticas contra ella en el instante. Este es el comienzo de El Rey Lear, escrita en 1605 aproximadamente, uno de los dramas más intensos y trágicos de William Shakespeare.
     Las hijas mayores son Gonerill y Regan, casadas con los duques de Albany y de Cornwall, respectivamente; la hija menor es Cordelia, cuya mano pretenden el rey de Francia y el duque de Borgoña, quienes son interpelados por Lear. Kent, un conde, sale en defensa de la hija desheredada, situación nueva que obliga a Burgundy a desistir de contraer nupcias con aquella, a la par que France la acepta como su esposa. Kent debe marchar al destierro.
     Gloucester, otro conde, descubre, por una carta dejada en el gabinete de Edmund, su hijo bastardo, que su otro hijo Edgar trama algo contra él. Edmund no cree en esto y promete averiguarlo. Simultáneamente, Kent se disfraza y se convierte en servidor del rey; Gonerill se queja ante su padre del comportamiento del bufón y de otros caballeros del séquito real. Lear prorrumpe en injurias contra ella y decide marcharse donde Regan.
    Edmund dialoga con el cortesano Curan en la escena primera del acto segundo, dando inicio a la secuencia central del drama. Hay rumores de una probable guerra entre el duque de Albany y el de Cornwall. En la escena segunda, Kent se enfrenta a Oswald, el mayordomo de Gonerill luego de insultarlo con gruesos epítetos. Cornwall amenaza a Kent con ponerle los cepos. Por otro lado, Edgar huye del cerco que le ha tendido su padre.
     Luego del breve monólogo de Edgar en la escena tercera, se escenifica en la cuarta el momento más intenso del drama, donde Lear, en medio de su incipiente locura, percibe la ingratitud de sus dos hijas mayores, retirándose con su séquito después de un tenso escarceo con ellas, confrontación donde salen a relucir las reales intenciones que las mueven.
     Es un viejo tópico decir que el teatro se asemeja a la vida, que todos somos actores involuntarios de este drama misterioso que vivimos día a día, protagonistas inconscientes de un guion compuesto por un taumaturgo caprichoso que nos pone ante las circunstancias más imprevisibles y que nos hace vivir situaciones enrevesadas que difícilmente podemos entender y comprender.
     En el acto tercero, escena segunda, el rey impreca a los elementos de la naturaleza, invocándolos para que lo destruyan todo, en medio de una espantosa tormenta; Kent le ofrece refugio en una cabaña cerca, donde lanza maldiciones contra sus hijas. En la escena séptima Gloucester es torturado por orden de Cornwall y Regan, acusado de traición por recibir una carta del Rey de Francia. Le arrancan los ojos al momento de descubrir la verdad de Edmund y Edgar. Este último hará de guía de su padre ciego camino a Dover.
     En la escena segunda del acto tercero se manifiesta la discordia entre Gonerill y Albany, quien reprueba la conducta de las hermanas. En ese instante un mensajero les anuncia la muerte de Cornwall, a manos de un sirviente. A la vez, Cordelia se entera de que su padre anda perdido y loco y ordena traerlo. En la escena sexta del acto cuarto, la más trágica según la crítica, Gloucester se marcha a Dover donde piensa en dar fin a su vida; su encuentro con Lear es providencial, y la muerte de Oswald a manos de Edgar cierra el círculo de las asombrosas revelaciones, pues encuentra en sus bolsillos una carta de Gonerill para Edmund, tramando la muerte de su propio esposo el duque.
     En el quinto acto, se desencadena el fin de la tragedia; Lear y Cordelia son aprehendidos después de perder la batalla. Gonerill envenena a su hermana Regan y luego se suicida, por causa de Edmund, quien oscilaba entre el amor de ambas. También mueren Edmund, Cordelia y Lear. Albany, Kent y Edgar dialogan en la última secuencia sobre las posibilidades de reconstruir el reino, destruido por las ambiciones y los desatinos de quienes no supieron acertar con los auténticos sentimientos que mueven a los hombres y a las mujeres en este mundo.
     Maravillosa y conmovedora historia que nos interpela precisamente sobre ese trasfondo de las acciones y las decisiones de los seres humanos, enmascarados muchas veces tras los falsos oropeles de la cortesanía y las afectaciones sociales. Desvelar esos estratos escondidos demasiado tarde precipita finales trágicos que con más inteligencia se podrían haber evitado.


Lima, 30 de julio de 2016.   

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