domingo, 26 de octubre de 2025

Un canto de cisne

 

Durante más de medio año ha aguardado pacientemente en los anaqueles de mi biblioteca la última novela escrita por Paul Auster, el querido escritor estadounidense que nos dejó el año pasado, después de anunciarse que padecía cáncer. Se trata de Baumgartner (Seix Barral, 2024), una espléndida historia que constituye el canto de cisne de un narrador que ha dejado numerosas obras, celebradas por la crítica y el público lector, y que le valieron en su momento ser propuesto para el Premio Nobel de Literatura.

La he leído con gran interés, atrapado por la sugestiva prosa y el estilo llano y fluido de Auster. Baumgartner es un veterano profesor de filosofía ya retirado. Escribe una monografía sobre Kierkegaard. De pronto, una sucesión de accidentes caseros lo llevan a un momento en que tiende su mirada hacia el pasado y empieza a recordar diversos episodios de su vida, como cuando conoció a Anna, una estudiante de 18 años de su barrio, en una tienda de utensilios de cocina, y con quien terminaría casándose. Recuerda su muerte, hace como diez años, en un paseo a la playa y mientras se internaba en el mar para desafiar una ola.

Experimenta lo que él llama el “síndrome del miembro fantasma”, una condición médica que le interesa investigar a raíz del accidente sufrido por el padre de la persona que le ayuda en los quehaceres domésticos, Rosita, quien le ha llamado diciéndole que hoy no podrá acudir a cumplir sus obligaciones por dicho suceso trágico. El hombre ha perdido dos dedos realizando sus labores manuales. El hecho le sirve a Baumgartner de metáfora perfecta para explicarse asuntos más personales y emocionales en relación con la pérdida. Lleva, por ejemplo, al caso de la muerte de un ser querido, cuya presencia podemos sentir en nosotros aun después de pasado el tiempo.

Anna Blume era también una escritora como el marido. Había dejado una cantidad significativa de material escrito en su escritorio. Baumgartner decido revisar algunos documentos como una forma de mantener el contacto con quien ha estado unido por cerca de cuarenta años. Entre los textos hay relatos autobiográficos que repasan sucesos del pasado de Anna que él conocía en general, pero no en los detalles que ahora le resultan reveladores.

Mientras tanto, Baumgartner vive la posibilidad de un segundo matrimonio con Judith Feuer, diecisiete años menor. Ella es profesora de Cinematografía en Princeton, cuyo esposo se acaba de fugar a Nuevo México con una agente inmobiliaria de su barrio. Judith era muy buena amiga de Anna, por lo que ya había compartido momentos y circunstancias con nuestro protagonista. Se esperanza en esta relación, tratando de recuperar el equilibrio después de todos esos años de soledad, pues no ha tenido hijos y vive consagrado a su producción intelectual, como que tiene en preparación un trabajo sobre Merleau-Ponty.

Este profesor de filosofía lleva el nombre de Seymour Tecumseh Baumgartner, o simplemente S. T. Baumgartner, Sy para sus amigos. Cuando muere su padre, descubre a los diecisiete años, el por qué de su segundo nombre, que provenía del que llevaba un jefe Shawnee. La narración transcurre, como ya dije, con una fluidez, dinamismo, soltura y calidez admirables, como debe ser toda buena lectura, dejando en el lector resabios de reflexión y memoria, evocación y sabiduría que se encarnan en el meollo mismo del alma.

Sin embargo, volviendo a la historia, la respuesta de Judith a su propuesta de matrimonio, sume en la decepción a Baumgartner, a pesar de que ambos se quieren y de que ella le ha asegurado que su amor es verdadero. Pesan, sin duda, las recientes experiencias que ha vivido, así como naturales resistencias de fondo, para que ella adopte una postura con mucha cautela, dejando para más adelante una decisión en ese sentido.

Cuando el protagonista regresa a su casa, luego de ese momento desagradable, se siente en su escritorio y escribe un relato corto que expresa los sentimientos que lo embargan. Enseguida, en su jardín, se entrega a evocar las vidas de sus padres y de sus abuelos, recordando la vez que estuvo en la ciudad ucraniana de Ivano-Frankivsk, donde había nacido su abuelo materno, de quien su madre casi nunca le había hablado. Pero sobre todo recuerda la azarosa y ejemplar vida de Ruth Auster, su madre, que se crio con su tío Joseph después que murió su padre y fue abandonada por su madre.

Evocación, ternura, suspenso, son algunos de los ingredientes con los que Paul Auster ha tramado esta hermosa novela con un final abierto que da mucho para la imaginación. Podemos conjeturar lo que pasaría en la vida de Baumgartner con la llegada a su casa de Beatrix Coen, Bebe, una brillante estudiante, licenciada en Literatura, que ha decidido escribir una tesis sobre la obra de Anna Blume, la desaparecida esposa del personaje principal. Mientras tanto, él se prepara para el gran recibimiento que espera brindarle, pero en la ansiedad y el nerviosismo de la espera, cuando apenas faltan unas horas para su arribo, sufre un contratiempo al salir con su auto y aventurarse por las afueras de la ciudad y estrellar su auto contra un árbol.

La esperanza, la pérdida, la tragedia, la memoria, son los temas que presiden esta preciosa historia que discurre con gran suavidad, penetrando en nuestros afectos y recuerdos personales con el aleteo de un fuego entrañable. Un hombre en el último periodo de su vida, con el tiempo limitado que prevé le queda para cumplir algunas tareas pendientes, sólo puede despertar nuestra adhesión y solidaridad antes los últimos reveses que acompañan la vida de todos los seres humanos. Una lectura imprescindible.

 


Lima, 5 de agosto de 2025.

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