El destape de los arreglos y las componendas políticas entre
la destituida Fiscal de la Nación y un grupo importante de congresistas, a
través del nexo de su asesor, ha sacado a la luz por enésima vez la podredumbre
moral donde está empantanado el Perú desde hace varios años. La actuación
valiente y honesta de la fiscal Marita Barreto nos ha dado la punta del ovillo
que va a desenredar todo este tinglado mafioso de la que la señora Patricia
Benavides era presuntamente la cabecilla. Es decir, una auténtica organización
criminal instalada en las oficinas del Ministerio Público, que servía como arma
perfecta para los intereses y los enjuagues de quienes fungen de líderes
políticos, siendo en verdad delincuentes de saco y corbata.
Con un Congreso en manos de pandillas de mafiosos que usan
el mascarón de proa de partidos políticos, un Ejecutivo a cargo de sujetos sin
escrúpulos que se siguen hundiendo en la impunidad, la desaprobación ciudadana
y la ineptitud, sólo faltaba que la entidad pública directamente ligada a la
administración de justicia fuera tomada por una persona que lideraba una
operación de limpieza convenida y conveniente de los prontuarios de una decena
de delincuentes que van disfrazados de congresistas, a cambio de sus votos
decisivos que les permita capturar todas las instituciones posibles, comenzando
por el Tribunal Constitucional (TC), la Defensoría del Pueblo (DP) y el Sistema
Electoral, con el fin de garantizar sin trabas de ningún tipo el acceso al
poder de otra incriminada por la justicia, para quien el juez respectivo ya ha
citado a audiencia. Es decir, todo un entramado nauseabundo para protegerse
entre ellos y salvarse de la cárcel, mientras la población se debate entre las
consecuencias de la recesión económica y el espectáculo obsceno de una clase
política con papeles de hampa.
Cuando ese lunes 27 de noviembre los fiscales del equipo
especial que ve los casos de corrupción develaron la podredumbre que campaba en
el Ministerio Público, Patricia Benavides, la suspendida exfiscal, respondió
con una movida reptiliana, decretando en el acto la remoción de quien lideraba
justamente dicho equipo fiscal. Sin embargo, quien fuera su asesor principal ya
había sido detenido y comenzaba a revelar algunos detalles de la actuación de
esta señora que confirmaban la sospecha que muchos tenían desde hace tiempo. Y
ahora que se ha acogido a la condición de colaborador eficaz, entre otras
razones para evitarse la cárcel, las pruebas empiezan a cantar por sí solas,
desnudando las protervas intenciones y ejecuciones de esta auténtica banda de
forajidos.
Consiguieron, bajo esta modalidad, copar el TC, tomar por
asalto la Defensoría del Pueblo, destituir sin pruebas a la exfiscal Zoraida
Ávalos, y se encaminaban a traerse abajo a toda la Junta Nacional de Justicia
(JNJ), bajo acusaciones febles y sin sentido, sólo por el temor de que dicha
institución no les permita llevar adelante todas sus cochinadas. Lo que a éstos
les conviene es tener siempre a incondicionales a su servicio, cómplices
serviles a sus propósitos delictivos. Y para que su coartada sea perfecta, hizo
venir a Lima a todos los fiscales de provincias para que le cubran las espaldas
y salga ante las cámaras de la televisión victimizándose y propalando una sarta
de mentiras, negando en todo momento la delicada situación en la que se
encuentra y desconociendo las evidencias que la incriminan.
Gracias a esas primeras declaraciones del inculpado directo
es que confirmamos también las suspicacias que despertaba en algunos el
proceder de esta señora. Ni bien accedió al cargo, por ejemplo, apartó a la
fiscal a cargo de investigar a su hermana por haber recibido coimas de
narcotraficantes para liberar a miembros de sus bandas. Enseguida, las movidas
apuntaron a bajarse uno por uno los casos emblemáticos de lucha contra la
corrupción, como el que encabezaba el fiscal Rafael Vela Barba, desbancado por
la Autoridad Nacional de Control (ANC) del Poder Judicial, institución liderada
precisamente por un integrante de su red mafiosa.
Y para coronar su aventura de inmundicia, el TC decreta la
libertad del jefe de la tribu, en una movida de sospechosa coincidencia con
todo este destape de la alcantarilla mafiosa. Pasando por alto las alertas de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), infringiendo de un modo
flagrante las normas del Derecho Internacional, el más alto tribunal peruano que
interpreta la Constitución, obedeciendo al entramado delincuencial que se venía
abajo, decide colocar al país en una condición de desacato, situación que le
acarreará efectos nefastos en el contexto de la comunidad latinoamericana y
mundial. Quisieron ocultar la podredumbre descubierta, en una clara intención
de crear una cortina de humo para desviar la atención pública, pero el hedor es
tan grande que es imposible esta vez que la gente no se dé cuenta de la real dimensión
de este tinglado de corrupción.
Jorge Basadre los describió con gran precisión en una
pincelada de hace tiempo como los “podridos”, aquellos que “han hecho y hacen
todo lo posible para que este país sea una charca”. Pues es en la inmundicia
donde medran estos sujetos sin ética ni moral, y pretenden arrastrar a todo un
país a sus chiqueros que les sirven de guarida. Ya son muchos años los que
seguimos chapoteando en este pantano de corrupción y miseria, mientras la
ciudadanía parece haber caído en la catatonia, atada de manos y tapada la boca
para hacer frente a esta andanada mafiosa. Sólo unos cuantos colectivos se
manifiestan en las calles para gritarles a los podridos que deben largarse,
pero no es suficiente. El temor entendible a la respuesta del gobierno, que es
con balas y a matar, hace que muchos quizá se abstengan de manifestar su
protesta. Pero es en la acción decidida de todos donde se encuentra la clave
para sacarlos de sus puestos de privilegio, como se ha demostrado en otras
jornadas valiosas de lucha multitudinaria y coordinada. La llamada Generación
del Bicentenario tiene todavía una tarea pendiente, no podemos dejar que los
que han encharcado nuestra patria se salgan con la suya, ya no es posible
seguir soportando tanta ignominia, la voz y la acción del pueblo, el auténtico
soberano, debe hacerse sentir para iniciar la urgente labor de profilaxis que
el Perú necesita.
Lima, 16 de
diciembre de 2023.